Cada viaje que hago enfrento nuevas etapas y desafíos. La vez pasada fue estar tanto tiempo fuera de mi casa. Ahora fue enfermarme fuertemente. Nunca supe si fueron enfermedades separadas o una sola, perovino todo junto. Lo menos grave: picadas de mosquito que me causaron alergia y una hincazón gigante en los brazos, y que no puedo tomar pastillas para curarlo por el tercer síntoma. El segundo síntoma es la fiebre, antecedida por dolores musculares. Parece gripe, pero no sé. Me duró2 días. Estaba resfriado y el bus de Arequipa a Cusco tenía la calefacción fuerte. Al bajarme me enfrié quizás. Visité unas ruinas con dolor, llegué a acostarme y me dio fiebre muy caliente. No sé cuánto, pero la sentía. Al otro día tuve que partir a Aguascalientes para no perder la plata de ese tren carísimo. Y ahí viene el tercer síntoma que pensé que era por el ají de gallina que siempre me ha caído mal: la diarrea. Boté hasta lo último comido (un choclo y granadillas). Ya no me quedaba nada. Ni las pastillas me servían. Pasé 3 días sin comer, primero por la fiebre y después por lo otro. A Machu Picchu subí con dolor de guata, pero lo valía. Después de una noche en Ollantaytambo no aguanté más y me vine a Cusco. Acá me compré los remedios salvadores y estoy recuperándome. No es que sea supersticioso, pero tanta calamidad junta debe ser por las fotos en el cementerio inca del cañón. Sabía que me podía pasar la cuenta. Ahora como sólo sopita de quinoa y solución rehidratante asquerosa, con sabor a anís. La tuve que arreglar con jugo en polvo y agua.
fotos: la polémica foto; grandilla
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